28 marzo, 2024

Abusó de su hijastra y fue condenado a 12 años de cárcel

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Adolfo Gastón Pereyra (31), pasará el tiempo completo de la pena en prisión. Agredió sexualmente a una niña desde que ella tenía 8 y hasta sus 11 años. La manoseaba cuando la llevaba a la escuela.

Era el padrastro de una niña y quedaba circunstancialmente al cuidado de ella cuando la madre no se encontraba a su lado. Al ser una menor, él debía velar por su integridad pero terminó por abusar sexualmente de ella durante al menos tres años. El hombre tiene 31 años y fue condenado por el Tribunal Penal de Eldorado.

Se trata de Adolfo Gastón Pereyra, domiciliado en Puerto Iguazú, quien tenía fecha de debate pero aceptó firmar un juicio abreviado ofrecido por la fiscalía.

El expediente se había originado en el Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú y a pedido de Griselda María Blanca Moraes, fiscal subrogante, el caso fue elevado a juicio luego que las pruebas recabadas fueran contundentes para acusar al padrastro.

Los delitos por los que se le imputaba eran los de “abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado por la convivencia preexistente y la condición de guardador, varios hechos reiterados en concurso real y en concurso ideal con el delito de corrupción de menores calificada en calidad de autor”, artículos 119 tercer y cuarto párrafo inciso b) y f); 125 primer y tercer párrafo; 45; 54 y 55 del Código Penal.

El encartado aceptó evitar el juicio oral, previamente haciéndose responsable de la acusación que se le planteaba como autor de los abusos a la menor. Frente al fiscal ante el Tribunal y su defensor, aceptó la pena de 12 años de prisión efectiva, es decir, no tendrá la posibilidad de salidas transitorias una vez que se cumplan las dos terceras partes de la condena.

La denuncia contra él mencionaba que los abusos sexuales contra su hijastra comenzaron cuando ella tenía 8 años y se extendieron en el tiempo hasta que ella tuvo 11. Las amenazas cimentaron un círculo de silencio en el que la niña quedó atrapada.

Las situaciones ocurrían en barrios de la periferia de Puerto Iguazú, tanto en el domicilio donde convivía el núcleo familiar y en otra vivienda que sería de un familiar directo del acusado. Siempre ocurrían en ausencia de la madre o cuando el hombre lograba estar solo con la niña. Los episodios de abuso sexual con acceso carnal, proseguían con manoseos cuando el encartado la llevaba a la escuela en una motocicleta.

En los últimos días el escrito por el juicio abreviado fue presentado a las autoridades del Tribunal de Eldorado. Luego que los magistrados analizaran los pormenores del mismo, lo aceptaron y firmaron así la condena al imputado.

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