12 octubre, 2024

Una parte de la historia vuelve a su origen

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La placa que fue retirada en 1901 de su emplazamiento en la reducción de San Ignacio y expuesta en Capital Federal finalmente será restituida a Misiones en los próximos meses

Por curiosidad, costumbres, uso político, vandalismo, piezas históricas y de arte de todo el mundo fueron siempre objeto de confiscaciones y traslados inusitados. Hoy, a nivel global y desde hace varios años con más fuerza, la restitución al lugar de origen responde a una responsabilidad ética que se ha tomado con más firmeza, teniendo en cuenta el valor patrimonial. Así, el dilema no es sólo entre países distantes o ajenos, sino también dentro de los límites de una misma región o Estado.

En esta línea, Misiones al haber sido la mayor parte de su tiempo de vida Territorio Nacional tiene acervo importante fuera de su terruño. Pero ahora, tras años de negociaciones políticas, administrativas, jurídicas, finalmente se confirmó a través del Ministerio de Cultura de la Nación, que la reliquia ‘frontis 2’ de la reducción de San Ignacio, volverá a su roja tierra.

El hecho de que esta placa que era parte de la portada de la Iglesia de la misión jesuítica guaraní de San Ignacio Miní no estuviera en la reducción responde a que en 1901, Carlos Pellegrini, por entonces senador de la Nación, propuso retirarla de su emplazamiento original y trasladada a Buenos Aires para exhibirla en el Museo Histórico Nacional.

En ese espacio, ubicado en el porteño barrio de San Telmo, estuvo hasta el 7 de julio. Ahora permanece en el taller de la Dirección Nacional de Museos, donde fue iniciada su restauración, esperando el pronto traslado a la comuna misionera que la vio erigirse en primer lugar.

Si bien el reclamo por la devolución de esta pieza viene teniendo altibajos desde 2007, finalmente tras dos años de continuas e insistentes gestiones, principalmente encabezadas por el Ministerio de Cultura de la provincia, a cargo de Joselo Schuap, la placa que desde aquel momento se encontraba con algunos faltantes y fracturada, volverá en los próximos meses a su origen.

“Realmente es una gran satisfacción poder llegar a esta instancia, porque tuvo muchos frentes políticos, administrativos, judiciales, legales, extrajudiciales. Pasaron varios gobiernos, pero nunca cesamos en el interés y en la defensa del patrimonio de Misiones”, comenzó detallando la abogada Carolina López Forastier, que siempre siguió de cerca las gestiones entre Buenos Aires y Misiones desde hace más de quince años.

En esa línea tras los pedidos  truncos desde diputados, senadores, gobernadores y más, la letrada entendió que esta vez se concretó la acción a raíz de una decisión política provincial y nacional y un acercamiento entre Joselo Schuap y Tristán Bauer a cargo de las carteras culturales de Misiones y Nación respectivamente. En especial ‘‘la tenacidad e insistencia’’ de Schuap, que marcó como una de las prioridades de su gestión la devolución de dos piezas patrimoniales clave: este frontis y la primera imprenta tipográfica que existió en el país -de la reducción jesuítica de Santa María Mayor fue repatriada a Buenos Aires- hoy en el Museo del Cabildo.

“Argentina lleva restituidos más de 5 mil bienes culturales que en su momento fueron confiscados a otros países. Es el momento de hacerlo hacia adentro, hacia la Argentina profunda”, argumentó Schuap el año pasado en su pedido.

“Teníamos el derecho y la verdad que cuando fuimos al museo Histórico Nacional y vimos nuestro frontis junto a la carta de Carlos Pellegrini que cuenta cómo vino pasear por Misiones y decidió traer esa piedra, se te caían las lágrimas”, contó López Forastier que viene trabajando desde la capital en cada una de las instancias de reclamo que mantuvo la Provincia a lo largo de la última década.

En cuanto a cuestiones técnicas,  era necesario que la placa fuera restaurada por un equipo de Museos y Patrimonio Nación,  tal como fue anunciado en las redes sociales del Cultura de Nación estos días y también debe manipularse con especial cuidado cada movimiento y sobre todo su traslado hasta Misiones -teniendo en cuenta su data y magnitud- tarea de la que se ocupará también el gobierno nacional.

“En este marco también se puso en marcha la restauración de las edificaciones que se encuentran dentro del predio de ruinas de San Ignacio Miní. Algunas de las tareas que se realizarán son la recuperación de techos, los revoques de las paredes, la colocación de equipos de aire acondicionado e instalación eléctrica y la consolidación de un espacio museográfico para el desarrollo de un nuevo guión museológico”, detallaron desde Nación.

Así, se espera que en los  próximos meses y previo a finalizar el año, el frontis pueda descansar finalmente en su ubicación original.

 Entendiendo que esta acción sienta un precedente en cuanto a devolución patrimonial a las provincias, la abogada también remarcó que es esencial marque el comienzo de una nueva etapa. “Es un gran logro, histórico de Misiones poder empezar a recuperar piezas, que hay muchas más en el Museo de La Plata y otras reliquias dando vueltas por distintos museos del país. Ojalá que esto sea el comienzo de la recuperación de todo lo que nos han saqueado cuando éramos Territorio Nacional’’, sumó.

En numerosos discursos y charlas el ministro Schuap insistió en la necesidad de estas gestiones que hoy se concretan y también desde la Junta de Estudios Históricos de San Ignacio, por ejemplo, la  solicitud de esta restitución del Anagrama IHS del Templo de la Reducción de San Ignacio Miní, era una prioridad, tal como se graficó el 16 de julio.

“Es muy importante que la gente de San Ignacio sepa el valor de su historia para que este saqueo del patrimonio no vuelva a sucedernos”, había subrayado el historiador Willi Blazon, atento también a las tratativas oficiales que finalmente dieron fruto.


Piedra clave

Frontis de San Ignacio.
El monograma perteneció al denominado frontis 2 de la Iglesia de San Ignacio Miní, cuyas estructuras aún se conservan. Representa en relieve a la Compañía de Jesús y se compone de las letras iniciales “I.H.S.” (Jesús Hominum Salvador, en latín)”, acompañadas de una cruz y tres clavos. La piedra fue labrada por guaraníes de dicha reducción jesuítica. Estuvo en su lugar original hasta fines del  1901.

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