14 abril, 2024

EPET 13: una docente y una mamá fueron condenadas por violencia

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El hecho ocurrió el último día de agosto y el juzgado llegó a una sentencia 23 días después. El fallo no solucionó nada. Hoy, todos sufren: la docente, la alumna, la familia y toda la comunidad educativa de San Javier.

La comunidad educativa de la EPET 13 de San Javier atraviesa un pésimo momento institucional: cuando aún trataban de recomponer vínculos y normalizar el clima escolar luego de que en abril fuera separado del cargo un profesor acusado por acoso y denunciado por dos alumnas; días atrás padres de una alumna agredieron verbalmente a una docente frente a los alumnos, acusándola a su vez de ejercer violencia contra su hija.

“Necesitamos un gabinete interdisciplinario que trabaje con nosotros. Es muy terrible lo que está pasando en la escuela, el clima es muy malo”, admitió el regente de la institución, Raúl Quevedo.
Este último conflicto ocurrió el 31 de agosto y sobre los hechos hay distintas versiones pero lo cierto es que el caso llegó a la Justicia y, el 23 de septiembre, en menos de un mes, el Juez de Paz de San Javier dictó sentencia: tanto la docente como la madre fueron condenadas por violencia a un año de pena en suspenso y, además, se le entregó a la profesora un botón de pánico. Los padres de la alumna pidieron el pase al IEA.

Para llegar a una sentencia, la Justicia se basó en los testimonios que la policía tomó de los padres de la alumna, del director Juan Carlos Aguirre (que conocía lo sucedido por terceros porque no estuvo en la escuela en ese momento); de la profesora y de una preceptora que intervino en el altercado. El juzgado no pidió actas ni actuaciones que hicieron en la EPET, ni convocó a otros actores que fueron testigos directos. Por eso, el director de la EPET 13 pidió al juez que reconsidere su decisión.

En diálogo con  Aguirre confirmó que “la decisión del juez fue totalmente apresurada, hay muchas personas que pudieron haber aportado para mejorar la situación, tanto para la docente como para la familia. Como institución apoyamos a la profesora y solicitamos al juzgado que revean la situación y si no nos contestan para este lunes nos acercaremos al juzgado para ver qué está pasando”.

Qué generó el conflicto

La alumna en cuestión cursaba en modalidad mixta pero su participación era muy escasa, tanto en la modalidad virtual como en la presencial. Según confirmó el regente, la alumna tenía certificado médico y participaba en algunas materias más que en otras. En Lengua, área que dicta la profesora con la tuvo problemas, no participaba y sólo había asistido de manera presencial en dos ocasiones este año. Por esta razón, la alumna fue dada de baja en la lista de alumnos.

No la di de baja yo, sino la preceptora porque hacer esta lista es parte de su trabajo”, aseguró la profesora González. No obstante, el rector indicó que “los otros docentes sí tenían a la alumna en sus listas”.

El 30 de agosto la alumna de primer año asistió a clases de Lengua y se encontró que no figuraba más en la lista. Según la docente, “la vi en mayo y volvió a ir ese día de agosto. Estaba en el grupo de WhatsApp del curso pero no participaba. Ese día que asistió y no estaba en la lista, la agregué y le dije que aprovechara que teníamos tres horas de clases para copiar la carpeta de alguna compañera que tuviera completa porque teníamos evaluación la próxima semana y, si no le alcanzaba el tiempo que sacara fotos con el teléfono pero que no pidiera prestada porque seguramente su compañera la necesitaría para estudiar. La alumna interpretó erróneamente que la acusé de ladrona porque al día siguiente los padres fueron en el horario de mi clase y me increparon diciéndome que yo había tratado a su hija de ladrona de hojas y luego lo repitieron en el juzgado”.

“Humilló a mi hija”

Muy diferente es la vivencia que la alumna contó a sus padres. “Cuando la profesora entró al curso ese día, mi hija se acercó para hablar con ella y le explicó que estuvo enferma. La docente le dijo que no sabía quién era, que ni siquiera estaba en su lista. Entonces vio que su nombre estaba tachado de la lista. Ahí la docente se fue a preceptoría y, mientras tanto, mi hija pidió hojas prestadas a una compañera para completar la carpeta… cuando la docente volvió al curso dijo a los chicos que no le prestaran las hojas porque podían perderse o les iban robar. Mi hija se sintió humillada delante de todos sus compañeros y entonces devolvió las hojas que había pedido y quedó en silencio y sin hacer nada el resto de la clase. No era la primera vez que tenía problemas con esa profesora, mi hija salió llorando de la escuela y nos dijo que no quería volver más”, contó Mariela, la mamá de la alumna.

“Nosotros no somos agresivos, se están diciendo muchas mentiras. Al día siguiente fuimos hablar con el director pera pedirle que la cambien del turno, pero no estaba, y la preceptora insistió en que habláramos con la profesora. Lamento todo lo que pasó, ella nos agredió y fue una maleducada, reconozco que yo también le levanté la voz y en eso estuve mal”.

Desde septiembre, la adolescente se pasó al Instituto de Educación Agraria (IEA) de San Javier, “al principio estuvo muy mal por todo lo ocurrido, pero ahora está mejor, se adaptó a sus nuevos compañeros y no tiene problemas con sus docentes. Asiste en forma presencial en jornada completa”, contó su mamá.

“Me siento física y anímicamente muy mal”

En diálogo con la profesora de Lengua desde hace más de 20 años en la EPET 13, Mary Carmen González, confió que “estoy muy mal, tengo 63 años y soy hipertensa e insulinodependiente pero seguí dando clases presenciales durante toda la pandemia porque amo mi trabajo y a esta institución. Pero después de todo esto me siento muy mal, física y anímicamente”.

La docente confió que se siente sola y desprotegida, porque “tenemos cámaras en los pasillos y en el patio pero cuando pedí copias de la filmación de ese día me dijeron que sólo se guardaban 24 horas. Así me quedé sin poder comprobar que la mujer llegó violenta desde el primer momento y hasta entró en el aula siguiéndome cuando le dije que se calmara y habláramos en otro momento. Tampoco pude demostrar que el hombre amenazó con matarme”.

Según confió, hasta este lunes tiene tiempo para apelar la medida del juez pero “lamentablemente, no tengo dinero para pagar un abogado y mi gremio (UDPM) me dijo que ellos no se ocupan de estos temas”. Contó emocionada del apoyo que recibió a través de las redes de sus alumnos, “hasta una remera hicieron expresando su apoyo”.

“La pandemia genera circunstancias injustas”

Según confirmó el rector de la EPET 13, estaba haciendo trámites fuera de la institución cuando ocurrió el altercado y cuando llegó encontró a los padres de la alumna muy alterados esperándolo para hablar con él. “Después de escucharlos pedí que llamaran a la profesora para poder escuchar también su versión y que pudiéramos llegar a un acuerdo, pero me dijeron que estaba descompuesta. Por eso, convoqué a los padres que regresaran por la tarde para tener esa reunión. La madre ya había aceptado mi propuesta de pasar a su hija a la otra división de primer año. Pero cuando volví a las 15 a la escuela, me encontré con la policía porque tanto los padres como la docente hicieron denuncias cruzadas. Con una orden perimetral de por medio ya era imposible tratar de llegar a un acuerdo porque lamentablemente el problema superó la instancia escolar”, admitió.

Posterior a eso, la familia pidió el pase de la alumna a otra escuela. “Creo que con buen criterio porque ya no había vuelta atrás después de todo lo que pasó. La decisión del juzgado dejó mal a la docente y a la madre porque consideró que ambas tenían la misma responsabilidad sobre lo sucedido”.

Una instancia de mediación entre las partes fue la gran ausente en todo este conflicto.

Según reflexionó el rector, “la pandemia genera circunstancias injustas para todos porque no estamos trabajando como se debiera, por ahí cometemos errores… educar así es muy difícil”.

“Ni la madre ni la docente supieron manejar la situación”

Sin pelos en la lengua, el regente de la EPET 13, Raúl Quevedo, opinó que “ni la madre ni la docente supieron manejar la situación, una por tachar de la lista a la alumna y la otra por haber ido en forma muy agresiva, incluso todo ocurrió en el curso delante de los alumnos. La docente es una muy buena profesora pero no es muy flexible en la forma de tratar a los alumnos y se cortó sola llamando a la policía, incluso antes de reunirse con el director para contarle lo que pasó, eliminando toda posibilidad de una solución en la institución escolar”.

Quevedo tampoco está de acuerdo con la decisión judicial: “En vez de condenar a la docente y a la madre con una pena en suspenso, lo ideal hubiera sido que ambas hagan trabajo comunitario juntas porque de esa experiencia puede haber un aprendizaje en común”, aseveró.

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