5 octubre, 2024

Cinco décadas y una familia: piezas que se unen para el éxito

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En septiembre de 1971 abrió sus puertas La Casa de los Repuestos, un local emblemático en la capital misionera.

Todo posadeño sabe que cuando la refrigeración deja de funcionar, para solucionar el problema  tiene que dirigirse a la Casa del Repuesto. Ya son cinco décadas asesorando y ayudando a las familias y empresas, cinco décadas de trabajo que dieron como fruto una nueva sucursal hace  poco más de dos años. A prueba y error la empresa fue creciendo, con los altibajos que todo emprendedor debe sobrellevar y más aún cuando es quien se encarga, en sus inicios, de todas las tareas.
Oriundo de Colonia Gisela, Fernando Burek trabajó desde muy joven en la chacra, pero su curiosidad lo inclinaba hacia otro lado: la radio. Tenía interés en aprender a armarla y cómo funcionaba. Con tal sólo 15 años empezó a estudiar por correo y las ganas de ahondar más en el tema lo llevaron hacia Buenos Aires, donde ya se encontraba su hermano trabajando en un taller de micromotores y rectificación.
“Trabaje ahí dos años y un conocido del jefe del taller necesitaba mecánico de heladera. Este mecánico también vendía repuestos y un día nos llamó para que trabajemos con él, porque puso una casa de repuestos y no podía atender la rectificadora que tenía”.

Cinco décadas y una familia:  piezas que se unen para el éxito


Los cambios tecnológicos y la crisis que traen en consecuencia  llevaron al misionero a regresar a la provincia, pero esta vez se instalaría en Posadas. “Cuando estaba por volver, el dueño me preguntó si no quería poner en sociedad una casa de repuestos en Misiones y yo acepté”.
En septiembre de 1971 Burek llegó a una ciudad aún pequeña, donde sólo había tres casas de refrigeración y, en la búsqueda de un local, se encontró con uno en calle Córdoba entre Rivadavia y 3 Febrero donde instaló su negocio. Alrededor de doce años después adquirió el actual local de calle Córdoba casi avenida Corrientes, y el tiempo también hizo que la sociedad con la que inició La Casa del Repuesto se fuera disolviendo.
La empresa continuó creciendo en su ya nuevo local y apenas unos años después se expandieron hacia fuera del microcentro, con una sucursal en Lavalle 3924. Desde los inicios hasta el día de hoy, muchos electrodomésticos cambiaron sus elementos constitutivos, algunas fábricas cerraron y las empresas se inclinan hacia la sustentabilidad, pero en todos esos momentos La Casa del Repuesto supo hacerse su lugar.
“Nosotros vendemos repuestos para cámaras frigoríficas, para aire acondicionado, por ejemplo, todo lo que sea frío. Hace poco lo que más se vendía eran los caños para la instalación de split, la aislación, la ménsula, eso era el furor, porque antes mucha gente no tenía split. Ahora cambiaron la presión, el gas, pero no deja de tener el mismo caño por ejemplo, lo mismo pasa con las heladeras”, explicó Burek, que predice para años posteriores  el mismo volumen de ventas en el rubro que en la actualidad.  Una ventaja en relación a los nuevos aparatos que aparecen en el mercado es que los cambios se dan de a poco, por lo que la familia tiene espacio-tiempo para readaptarse y aprender sobre los electrodomésticos.

Cinco décadas y una familia:  piezas que se unen para el éxito


En la actualidad toda la familia se dedica a la venta de repuestos de refrigeración. El menor de los hijos, Ivan, es quien está al frente del negocio de la calle Córdoba y Fernando, el mayor, es el responsable del local de avenida Lavalle. Ambos desde muy chicos aprendieron todo sobre el rubro, ya que tenían información de primera mano.
“Uno va hablando con el cliente y va a aprendiendo qué necesita. Se aprende despacio, nadie nace sabiendo cosas”.
El aprendizaje es algo que a don Fernando no le cuesta.  “Yo siempre aprendí lo que quería aprender, lo que más me interesaba yo aprendía. Siempre pensé hacia adelante, lo del pasado ya pasé”, dice el repuestero, que gracias a su interés por las matemáticas puso sobrellevar el mundo comercial por sí solo. Al principio no había hijos que ayuden, sólo una pequeña empresa con un dueño que era responsable de todos los sectores que la componían. Muchas caídas hubo en el camino, pero no hay mejor solución  que limpiarse los raspones y seguir creciendo. Cinco décadas después, el joven de 20 años que fue a buscar oportunidades laborales, hoy se ve acompañado de su familia con dos locales comerciales que siguen el camino del éxito.

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