29 marzo, 2024

Salarios, inflación y actividad: así llega la economía a las elecciones

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Los supuestos de los economistas para proyectar el desempeño de indicadores relevantes que afectan el humor de los votantes.

Los analistas económicos pusieron el foco en el desempeño de variables económicas clave, con vistas a las elecciones legislativas que se realizarán el 14 de noviembre.

En términos generales, prevén una apreciable mejora de la actividad, respecto del acusado desplome en 2020, cuando pegaron más fuerte las medidas de aislamiento y restricciones por la propagación del COVID-19.

De todos modos, la debilidad económica después de tres años de recesión será visible, dado que el empleo llegará a las elecciones de noviembre con 231.000 puestos menos que en las últimas primarias.

Además, la tasa de empleo -es decir el porcentaje entre la población ocupada y la población total cerrará el tercer trimestre tres puntos por debajo de la de 2019.

El PBI llegará a las elecciones en alza: estimamos que crecerá medio punto en el tercero y un punto en el cuarto, cerrando el año con una recuperación en torno al 7%. Aun así, el PBI per cápita se ubicará 5,4% por debajo del nivel de 2019”, puntualizó un informe de Equilibra, la consultora cuya economista jefe es Lorena Giorgio.

También los economistas del Banco Itaú aumentaron su previsión de crecimiento del PBI para 2021 al 7% desde el anterior 6,5%, aún lejos de ser suficiente para recuperar el producción perdida con la caída del 9,9% registrada en 2020.

Preocupación por la inflación y el dólar

Siempre que se aproxima un período electoral en la Argentina, la cotización del dólar empieza a moverse y da más impulso a la inflación. Y la demanda de dólares como cobertura, sumada a cierta incertidumbre por un eventual cambio de política económica después de los comicios, ejerce presión sobre la cotización del billete verde.

Para Ecolatina, “la inflación bajará en el segundo semestre. Más allá de algunos factores que puedan operar en sentido contrario -salarios y dólar paralelo-, los grandes motores se alinearán para que la suba de precios se relaje a partir de julio -dólar oficial y tarifas de servicios públicos- y deje los niveles particularmente elevados de la primera mitad del año: si el acumulado enero-junio se repitiera entre julio y diciembre, la inflación rozaría el 60% en 2021. Sin embargo, proyectamos que la suba de precios estará apenas por debajo del 50% este año, pasando de un promedio mensual de 4% en el primer semestre a otro de 3% en el segundo”.

Poder de compra

Equilibra coincide en que “el anclaje de dólar y tarifas permitirá que la inflación descienda por debajo del 3% mensual. Así, la inflación anualizada del segundo semestre rozará el 39%, lo que implica una caída importante respecto al 57% anualizado de la primera mitad del año”.

Asimismo, la consultora estimó que “el poder de compra de los salarios evidenciará una mejora de 3 puntos porcentuales en el tercer trimestre, que se traducen en 5 kilos de asado más. Sin embargo, el salario real cayó 3% desde que Alberto Fernández asumió la Presidencia, y la merma en kilos de asado que puede comprar un salario medio es de unos 55 kilos”.

Víctor Beker, del CENE de la Universidad de Belgrano, verificó “un significativo deterioro del resultado fiscal, que se tradujo en la necesidad de financiamiento por parte del Banco Central mediante emisión monetaria. La contrapartida del quiebre de la disciplina fiscal mantenida hasta mayo fue la presión que los excedentes monetarios en poder del público volvieron a ejercer sobre la cotización del dólar paralelo, el refugio preferido de los ahorristas”.

Tentación de aumentar el gasto

En este aspecto, Daniel Marx, director Ejecutivo de Quantum Finanzas, advirtió que “siempre existe la tentación de la política de aumentar el gasto y esta muchas veces se encuentra con la restricción de la caja. A veces tratan de respetarla y manejarse con prudencia, a veces tratan de superarla y después se encuentran que la restricción sigue existiendo y en el ínterin se enfrentan con problemáticas cambiarias, entre otras. Yo creo que independientemente del resultado de la política, la restricción de caja se va a hacer notar y después las intenciones se tendrán que ir adaptando a las posibilidades”.

Con foco financiero, EcoGo consideró que “finalmente, el Gobierno se tiró a transitar los meses que restan a las elecciones sin un acuerdo con el FMI que descomprima los vencimientos apostando a maximizar el uso de los USD 12.000 millones adicionales que, cual ‘maná del cielo’, le llevarán este año por la emisión de DEG del FMI y el salto del precio de la soja”.

Los expertos del Grupo SBS observaron que “dada la dominancia fiscal histórica que padece Argentina, las cuentas públicas serán una de las principales variables a seguir durante el segundo semestre por su relación con la asistencia monetaria del BCRA, que deberá manejarse con prudencia.

Aporte del FMI y la tradicional recetas de años electorales

Invecq Consultora Económica estimó que la Argentina tiene aún “pendientes pagos con el FMI por USD 399 en noviembre en concepto de intereses y USD 3.822 millones en concepto de capital a pagar mitad en septiembre y mitad en diciembre”.

Es decir que esos más de USD 4.000 millones hasta fin de año demandarán “el total de DEG que serán girados al país esta semana. Bajo esta premisa, las reservas netas volverían a su nivel inicial y el 2022 comenzaría nuevamente complicado”.

“El Banco Central seguramente deberá seguir interviniendo a un ritmo similar al de la segunda mitad de julio (unos USD 25 millones diarios) para que la brecha ‘intervenida’ se mantenga por debajo de 75% y la brecha ‘libre’ no supere el 90%. Esto implica desembolsos por USD 2.130 millones en los próximos cinco meses, la mitad de las reservas netas que en BCRA lleva acumuladas en el año”, evaluó Equilibra.

La receta clásica de años electorales -atrasar el tipo de cambio y las tarifas para moderar la inflación, y estimular el gasto fiscal para dinamizar el consumo- no es infalible y su éxito tampoco es garantía de una victoria electoral. Pero sin lugar a duda, llegar a las elecciones con una economía en recuperación, la segunda ola de contagios superada y un mejor humor social vinculado a la recomposición del poder de compras de las familias y la mejora de indicadores sociales, será clave para incrementar las chances de una victoria oficialista”, completó el análisis de Equilibra.

Empuje extra 

Ecolatina subrayó que la mejora del consumo será perceptible con “Programas como Ahora 12, que alientan el consumo en cuotas de bienes durables, marcan que la prioridad del Gobierno es apuntalar la recuperación de la actividad, aun cuando esto pueda implicar un retroceso en la lucha contra la inflación y en su objetivo de controlar al dólar oficial, en tanto muchos de los productos incluidos en el programa son importados y demandan divisas para consumir. En la misma línea se inscribe la reapertura de paritarias, alentada desde el Poder Ejecutivo”.

Esta mejora evidente en el nivel de actividad económica y recomposición de los ingresos demandará también un empuje desde el mayor gasto del sector público, con su consecuente costo fiscal. En este aspecto, la consultora Equilibra subrayó que “el costo fiscal de las medidas de ‘push electoral’ rondará el 1,5% del PBI. Para financiarlo, el Tesoro deberá acudir a asistencia del BCRA por $680.000 millones en lo que resta del año. La pregunta del millón es si el mercado financiero podrá digerir semejante volumen de pesos sin una devaluación o ensanchamiento de la brecha”.

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