18 abril, 2024

El Gobierno desestima que la fiesta de Olivos afecte su intención de voto y lanza una ofensiva política contra Juntos por el Cambio

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En la Casa Rosada aseguran que las preferencias no se modificaron. Mientras busca neutralizar las internas, el oficialismo apuesta a la polarización

Preocupado por las consecuencias en la opinión pública del festejo en Olivos, a menos de un mes de las PASO, el Gobierno encargó la última semana una serie de mediciones para determinar el eventual impacto del polémico affaire en los resultados de las elecciones. Concluyó que “no hubo ningún cambio” en las preferencias de los votantes en relación a las semanas previas a la filtración de imágenes de la reunión social de Alberto Fernández y Fabiola Yáñez en pleno aislamiento obligatorio.

A pesar del fuerte ruido que provocó en la agenda pública, en Balcarce 50 están confiados en que el tema “no está en la agenda” de los votantes y que los únicos cuestionamientos al oficialismo responden a la situación económica y al manejo de la pandemia. Aseguran que quieren enfocarse en la campaña en torno a los temas que “verdaderamente preocupan a la gente”, aunque en los últimos días algunos de los principales referentes ensayaron una contraofensiva sobre el mismo eje temático de la violación del aislamiento, al equiparar la actuación del primer mandatario con la de referentes de la oposición.

“No tiene impacto”

Según fuentes de la Casa Rosada que encargaron y siguieron los sondeos de la última semana, las preferencias no se movieron un ápice por la publicación de fotos y videos del cumpleaños de la Primera Dama en julio de 2020. “No tiene impacto electoral en ningún distrito. La intención de voto no se movió”, dijo, convencido, un importante funcionario nacional. “En una sociedad tan polarizada, puede molestar a los de un lado, pero no va a cambiar las decisiones de nadie”, insistió.

Fuentes oficiales aseguraron que su núcleo duro “duplica” al de Juntos por el Cambio. Lo estiman por encima de los 30 puntos a nivel nacional y en torno a 35 por ciento en la provincia de Buenos Aires. Aunque evitan dar porcentajes exactos de las estimaciones.

En el Gobierno creen que la mayor parte de los votantes ya decidió a quién va a elegir; que el porcentaje de indecisos no supera los siete puntos; y que la porción de “independientes” -es decir, aquellos ciudadanos que no están identificados con ninguna fuerza política-, hacen un “análisis utilitario”, orientado casi exclusivamente a la situación económica. “Los votos que perdimos desde 2019 se nos fueron antes, por la gestión de la pandemia. Si la recuperación les llega, nos van a votar. Si no les llega, no nos van a votar”, agregó el dirigente de confianza del PresidenteTambién aseguró que las visitas a Olivos “no afectaron la imagen de Alberto Fernández”.

Alineados en el discurso, intendentes peronistas del conurbano y precandidatos a diputados en bastiones de Juntos por el Cambio hacen el mismo diagnóstico sobre el escenario de preferencias electorales. Un importante jefe comunal del segundo cordón aseguró que el tema “no está en la vida diaria” de los vecinos bonaerenses. “Mandamos a hacer algunos sondeos cuantitativos y cualitativos en estos días. Principalmente con focus groups. Y nos dicen que a la gente, en los barrios, les preocupan otras cosas: si llegan a fin de mes, las obras, las cloacas. Al menos acá, es así”, sostuvo.El Presidente durante la primera reunión de Gabinete, el viernes
El Presidente durante la primera reunión de Gabinete, el viernes

En la Ciudad, un precandidato del Frente de Todos se expresó en una tónica idéntica, basado en sus actividades de campaña en los barrios donde gobierna Horacio Rodríguez Larreta: “Nadie nos lo pregunta, en ninguna recorrida. Es increíble, la gente tiene muy buena onda. Nadie de nadie”, enfatizó, con tono optimista, el dirigente porteño.

El diagnóstico nacional y provincial va a contramano de los sondeos que realizaron distintas consultoras en los últimos días. A diferencia del planteo de la Casa Rosada, varias encuestadoras privadas dieron cuenta de una alta incidencia de la polémica fiesta, tanto en las preferencias de los votantes respecto del espacio político como en la mirada sobre el primer mandatario.

“Algunos números están muy tocados por algunos intereses políticos”, sostuvo un dirigente oficialista para contrarrestarla influencia de las investigaciones de opinión pública realizadas por fuera de la órbita oficialista. “Algunas encuestadoras responden a la oposición y no reflejan lo que está pasando, sino lo que quieren que esté pasando”, agregó.

El optimismo que reflejan parece lejano del clima de preocupación que se impuso en la Casa Rosada y en otras importantes dependencias nacionales en los últimos días, a partir de la publicación de las listas de visitas a Olivos, y la publicación de las fotos. El tema puso en jaque al oficialismo y ocupó durante tres semanas, de manera creciente, el centro de la agenda pública. Desde la administración nacional se inició una investigación entre los allegados a la Primera Dama para determinar y hacerse de otras imágenes que podían llegar a filtrarse. También se puso en marcha un plan de comunicación, pergeñado sobre la hora, para unificar los discursos de los referentes del Frente de Todos en medio de la crisis.

El último cimbronazo ocurrió el miércoles, a instancias del propio Gobierno, que intentó prevenir mayores daños al filtrar dos videos del mismo evento para evitar que se publicaran por otros canales más cerca de la elección.

En medio del temblor, la pregunta que sobrevolaba las conversaciones en el Frente de Todos apuntaba a las consecuencias que podría tener en las urnas el “Olivosgate,” como se lo llamaba en redes sociales. Hacia el final de la semana, distintas voces del oficialismo se orientaban a restarle importancia al impacto en las decisiones de los votantes. “Hay que distinguir entre el volumen de la conversación o la circulación que puede tener una noticia, y la incidencia en la voluntad electoral. Lo primero no implica que se vayan a modificar decisiones. Una cosa es el ruido, y otra la representación”, dijo un consultor en temas de opinión pública del Gobierno.

Contraofensiva

“Para nosotros ese tema no da para más. Ya se explicó todo lo que se tenía que explicar, damos vuelta la página y volvemos al formato de campaña, salimos a la vida que queremos”, expresó, en alusión al slogan del Frente de Todos, un funcionario nacional que visita seguido la Casa Rosada. Sin embargo, el oficialismo empezó a encarar una contraofensiva hacia Juntos por el Cambio, con eje en el mismo tema que quieren “dejar atrás”, según repiten en público y en privado.Alberto FernandezAlberto Fernandez

Anteayer, la legisladora de la Ciudad por el kirchnerismo, Lorena Pokoik, publicó fotos de la fiesta de cumpleaños de Elisa Carrió el 26 de diciembre, y un abogado vinculado al espacio oficialista presentó una denuncia ante la Justicia Federal porteña. Al día siguiente, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, se sumó a la discusión: “Estamos esperando sus disculpas, las de Mario Negri y las de Horacio Rodríguez Larreta”, dijo, en diálogo, en una clara comparación con las exigencias opositoras al Presidente por el festejo presidencial.

Algunos referentes de Juntos por el Cambio salieron a defender a la co-fundadora de Cambiemos y consideraron incomparables los dos hechos. El principal argumento apuntaba a diferenciar las medidas restrictivas en ambos momentos del año. Mientras que en julio regía la cuarentena estricta, en diciembre estaba permitido realizar reuniones sociales al aire libre.

“No es un carpetazo salir a hablar del cumpleaños de Carrió, es un chiste de mal gusto. El cumpleaños de Lilita fue muy publicitado, fue al aire libre, yo pasé a saludarla, te hisopaban hasta los pies. La diferencia es que lo de Olivos fue oculto. El error que dice Cafiero no fue hacer el festejo en Olivos, fue que se descubrieron las fotos”, sostuvo el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio, Mario Negri.

“Chismes de Palacio”

Mientras intentaba poner el eje sobre la oposición para repartir culpas en relación al escándalo que provocó la filtración de imágenes, el Gobierno iniciaba una “revisión” interna del funcionamiento del ámbito de seguridad del Presidente, según admitió un funcionario nacional. Aunque por ahora, no se determinó si se realizarán modificaciones, el tema está sobre la mesa.

En los últimos días seguían resonando pedidos desde distintas áreas del Frente de Todos, tanto en el kirchnerismo como al interior de la Casa Rosada, para que se realicen cambios. Unos apuntaban a cambiar a algunos funcionarios que acompañan al Presidente. Otros, más conservadores, pensaban en reformular los procedimientos de seguridad que se aplican actualmente.

Desde ambas “corrientes” retomaban las palabras la vicepresidenta, Cristina Kirchner, quien de manera abierta y enigmática le aconsejó al Presidente, en el cierre de su discurso en un acto en Avellaneda la semana pasada, que “ponga orden”. Hay unanimidad en que es necesario “reacomodar”, como dijo un asesor del entorno presidencial. La pregunta es en qué consistirá ese reordenamiento.

Alberto Fernández viene dando indicios sobre su postura. El más reciente fue hace dos días, en la primera reunión de gabinete que realizó desde que asumió. Antes de hablar de la gestión y del presupuesto para el año próximo, el Presidente se hizo eco de los cuestionamientos internos al exigir a sus ministros “terminar con los rumores de palacio”, según describió un hombre de su círculo íntimo. “Les pidió que dejen de hablar en off de otros funcionarios. El mensaje fue: ‘El que gobierna soy yo, y yo determino quiénes son mis colaboradores’”, detalló el asesor. El sábado pasado, en el pico del escándalo, después admitir el festejo públicamente, se había mostrado junto a su equipo más cercano en Misiones.

En el entorno del primer mandatario creen que hay “intentos de aprovechar el tema Olivos” para reemplazar a figuras del círculo del jefe de Estado como las del secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, o el jefe de la Casa Militar, Alejandro Guglielmi.

“Las críticas del fuego amigo son para ocupar lugares. Todos los que critican en los medios, vía off u on, intentan desgastar, para poner a uno propio”, deslizó un ladero presidencial. “Puede haber críticas, pero si sos un equipo de laburo, mandás un mensaje. Cuando lo hacen por afuera, es porque buscan desgastar. Parrilli tendría que saber mejor que nadie que cuando a él le pasaron cosas como estas nadie lo tocó”, agregó, respecto de las declaraciones del senador kirchnerista y ex secretario de la Presidencia de Cristina Kirchner, quien incitó a “hacer un llamado de atención a los que están al lado del Presidente”.

A medida que se acercan las elecciones, en la Casa Rosada esperan que mermen las internas, que en los canales subterráneos siguen calientes. Hasta el viernes aseguraban que existe una “caza de brujas”. A la espera de una decantación definitiva, apuestan a la polarización con la oposición para apuntalar la unidad que necesitan para enfrentar a Juntos por el Cambio.

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