14 abril, 2024

POR ERROR EN UN ACTA VUELVEN A JUZGAR A TRES CONDENADOS POR ABUSO Y ROBO

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Los acusados fueron sentenciados, pero el Superior Tribunal de Justicia anuló la sentencia por un tecnicismo, ya que la víctima padece una discapacidad en el habla.

El 30 de agosto del 2018, el Tribunal Penal Uno de Oberá condenó a tres hombres como coautores de los delitos de abuso sexual con acceso carnal y abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante para la víctima, ambos agravados por haber sido cometidos por dos o más personas y con arma, en concurso real, con el delito de robo doblemente calificado.

En el debate oral, Yonathan Ezequiel Taborda (27) confesó la autoría del robo, pero negó haber violado a M. L., una mujer que actualmente tiene 71 años.

Asimismo, el imputado acusó a Rosalino De Melo (50) y a Jacobo Saúl Bareiro (33), quienes también fueron juzgados y sentenciados a 22 años de cárcel, respectivamente.

Por haber reconocido que estuvo en el lugar del hecho Taborda recibió una pena de 18 años.

Pero dos años después, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) anuló la sentencia y ordenó volver a juzgar a los imputados, quienes continúan tras las rejas a la espera del nuevo debate que se realizará el próximo 18 de junio, según precisó una fuente del Tribunal obereño.

La anulación de la sentencia se basó en una falla en la redacción del acta de debate, más precisamente relacionada a la incorporación por lectura del testimonio de la víctima.

Ocurre que la mujer, que padece un grado de discapacidad en el habla, contó con la asistencia de una cuñada que hizo las veces de intérprete, tanto en sede policial como durante la instrucción, lo que oportunamente fue cuestionado por las defensas. 

En el debate oral se trató de no revictimizar a la víctima, por lo que se decidió incorporar su declaración por lectura, aspecto que no habría quedado correctamente asentado en el acta. Un tecnicismo que derivó en el reclamo de la defensa y la posterior anulación.

Primer juicio

El hecho que volverá a ser juzgado sucedió en la noche del 6 de octubre del 2016, cuando tres hombres ingresaron a la propiedad de M. L., ubicada en el kilómetro 9 de la ex ruta nacional 14, en Oberá.

“Vi varias cosas raras”, declaró Taborda en el primer juicio. Ante la repregunta agregó: “En un momento entré a la pieza y vi que (Rosalino) De Melo tenía la bragueta abierta y que la señora estaba con la pollera levantada”.  

Por su parte, De Melo y Bareiro se desligaron de los hechos, aseguraron que ni siquiera conocían a Taborda e insistieron con su inocencia.

El testigo Fernando Trondle, vecino de la víctima, declaró que esa noche regresaba a su casa y vio a tres sujetos caminando en actitud sospechosa. Reconoció a De Melo como a uno de ellos, mientras que observó que otro llevaba un horno eléctrico.

Fue el propio Trondle quien llamó a la Policía, alrededor de las 23.30, lo que posibilitó que esa misma noche detuvieran a Taborda deambulando por la zona. También hallaron el horno eléctrico robado.

Las pruebas

Según se probó en el primer juicio, los delincuentes sabían que la víctima vivía sola, estaban al tanto de sus problemas de salud y creían que tenía una fuerte suma de dinero guardada en la casa.

Taborda declaró que esa misma tarde se reunieron en la casa de su cuñado Bareiro y planearon asaltar a la mujer porque pensaban que tenía 180 mil pesos en efectivo. Contó cómo llegaron y dónde dejaron las motos.

Mencionó que practicaba artes marciales, tenía las manos vendadas y usó dichas vendas para atar a la dueña de casa.

La víctima reconoció a dos de las personas, a De Melo y a Bareiro, quienes habían trabajado en el aserradero de su hermano. Incluso, en varias ocasiones los sujetos le cortaron leña y ella les convidó agua fría y hielo.

Dijo que los reconoció cuando se sentaron en la cama para atarla, y que el otro -por Taborda- tenía un cuchillo de cocina y agarró su librito del nuevo testamento que estaba sobre la mesa de su luz. Precisamente, al ser detenido Taborda tenía una remera con rastros de sangre, portaba un cuchillo de cocina y llevaba un nuevo testamento de bolsillo.

La víctima también mencionó que De Melo tiene un dedo cortado, lo que es cierto. Y a Taborda lo reconoció en rueda de detenidos.

“Esa noche fueron estas tres personas quienes ingresaron a la casa de la víctima y no tuvieron piedad alguna”, subrayó la fiscal Estela Salguero.

Tortura y violación

En su alegato, la titular del ministerio fiscal detalló que los delincuentes rompieron una ventana para ingresar a la casa, ya que sabían que la víctima padece problemas auditivos y no escuchó el ruido que hicieron. Fue así que la sorprendieron acostada y apenas alcanzó a tomar su linterna para ver quiénes eran, instancia en la que reconoció a De Melo y a Bareiro. 

Los sujetos no tuvieron piedad. La redujeron a golpes y la amarraron boca abajo en la cama, donde fue sometida sexualmente. También le tomaron fotos. Le exigían dinero que no tenía y la torturaron, primero con agua helada y después con alcohol, relató la víctima. 

Antes de escapar, los delincuentes tomaron una sidra que había en la heladera y derramaron la leche y el yogur que había, sólo por el gusto de dañar. La sexagenaria quedó sola en la casa y logró zafar de sus ataduras, pero tuvo miedo de salir. Estaba en shock, bañada en sangre y dolorida.  

Alrededor de las 23.30, el vecino observó a los sospechosos y llamó a la Policía.

Los uniformados arribaron al domicilio de la víctima y por la ventana observaron que estaba ensangrentada y temerosa, se identificaron y accedieron al interior de la casa.

Luego la trasladaron al Hospital Samic, donde permaneció cinco días internada por lesiones en el cráneo, tórax, abdomen, muslos, entrepiernas, brazos, muñecas y manos. Además presentaba evidentes signos de abuso sexual.

Los planteos de las tres defensas

En el primero juicio, María Antonia Cima de Krieger, defensora oficial de Taborda, solicitó que se considere que su cliente colaboró con la Justicia, ya que reconoció el hecho y contó todo lo que sabía. Que si bien tenía antecedentes como menor, nunca había sido condenado. Dijo que fue un niño abusado y que se contemple que al momento del hecho era adicto a las drogas.

En tanto, consideró que no se acreditó la autoría del abuso sexual. Por ello pidió “clemencia en la pena”.

Graciela Abdolatiff, defensora de De Melo, marcó supuestas contradicciones en las declaraciones de la víctima y atacó la figura de la cuñada que actuó como intérprete debido a los problemas de salud de ésta.

Sobre el final, disparó: “Los alemanes de la colonia (en alusión a la víctima y su familia) no los pueden ni ver a los negros como este”.            

Roberto Bondar, defensor de Bareiro, atacó a los magistrados y a la fiscal, como ya hizo en otros juicios, lo que derivó en una sanción.

“Para muchos la Constitución Nacional es un simple librito”, dijo apuntando al Tribunal. Además criticó la instrucción de la causa y abundó en agravios hacia la figura de la fiscal y los magistrados.

“Por el grado de enemistad que tengo con ustedes no dispongo del beneficio de la duda”, remarcó, tras lo cual agregó: “Ustedes justifican siempre lo injustificable (…) Espero que tengan cargo de conciencia”.

En cifras 22 Rosalino De Melo y Jacobo Saúl Bareiro fueron condenados a 22 años de cárcel. Taborda recibió una pena menor por haber reconocido su participación.

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