Si bien ayer fue excarcelado, seguirá supeditado a la causa por abuso sexual simple. En cambio, no tendría ninguna consecuencia legal por tratar de grabar a una chica desnuda
Por disposición del juez de Instrucción Uno de Oberá, Pedro Piriz, ayer fue liberado el portero que el martes pasado fue denunciado por manosear a una joven e intentar filmar a otra mientras se cambiaba de ropa para una sesión de fotos.
En consecuencia, Roni Gabriel D. S. (27) apenas permaneció una semana tras las rejas.
Al respecto, ante la consulta , las presuntas víctimas se mostraron indignadas por la decisión judicial.
Parece una burla. Con todo lo que implica hacer una denuncia, exponerse y revivir el mal momento, después los jueces minimizan todo y hasta ponen en dudas lo que dice la víctima. Este tipo es un peligro y lo dejan suelto así como nada. Con qué garantías otras chicas lo van a denunciar, si para los jueces no hizo nada”, reclamó una de las denunciantes.
Si bien las dos denuncias contra el portero y profesor de música de la orquesta infantil de una iglesia fueron radicadas el mismo día, por las fechas en que habrían ocurrido los hechos intervinieron dos juzgados.
La causa por abuso sexual simple de mayo estuvo a cargo del Juzgado de Instrucción Uno; mientras que el Juzgado de Instrucción Dos intervino en el caso por el cual fue implicado en pergeñar un plan para filmar desnuda a una mujer.
Por este segundo hecho, un vocero precisó que como la víctima se dio cuenta y evitó que la graben, se trata de un delito en grado de tentativa que no tendría ninguna consecuencia para el acusado.
En cambio, si bien fue excarcelado por abuso sexual simple, continuará supeditado a la causa y podría recibir una condena, siempre y cuando las pruebas lo ameriten.
Primera denuncia
Luego de la liberación de Roni Gabriel D. S. una fuente mencionó que si bien existen indicios de que podría haber más víctimas, hasta el momento sólo se recepcionaron dos denuncias, de las cuales en una sola podría haber delito.
El sospechoso trabajaba como portero de un colegio administrado por la Iglesia Asamblea de Dios, labor de la cual fue desafectado tras las citadas denuncias.
En tanto, fuera de su horario laboral decía tener una tienda online de indumentaria femenina, lo que no habría sido más que una fachada para captar jóvenes que modelen ropa y grabarlas mientras se cambiaban.
Incluso, trascendió que las únicas prendas que había en el lugar eran las de la propia esposa del portero, quien citaba a las chicas en su domicilio de calle Finlandia, en Oberá.
Fue así que el martes de la semana pasada acordó una sesión de fotos con Gimena C. (21).
En su denuncia, la joven detalló que el acuerdo previo contemplaba una sesión de fotos de diferentes prendas de vestir para la promoción del supuesto showroom.
Una vez en el lugar y tras una primera tanda de fotos, Gimena se dirigió a una habitación para cambiarse de ropa, momento en que el dueño de casa le pidió “esperá un ratito”, tras lo cual él ingresó a la habitación por algunos segundos.
Luego salió sin su celular, que momentos antes tenía en la mano, lo que no pasó desapercibido para ella.
Al volver al cuarto la chica comenzó a revisar el lugar y encontró el teléfono dentro de un canasto, con la cámara de video encendida y enfocando hacia el sector donde se cambiaba.
A notar eso, la modelo grabó con su teléfono la secuencia registrada en el otro celular. En la escena se ve al sospechoso dejando su teléfono y saliendo de la pieza, imagen que luego fue aportada en la denuncia. Tras tomar dicho recaudo para poner en evidencia el accionar del individuo, Gimena salió del cuarto, le recriminó por su actitud y se retiró del domicilio.
La joven se mostró indignada por la situación y se preguntó “a cuántas chicas más le habrá hecho lo mismo. Es un delito contra la intimidad de las personas y no puede quedar impune”.
Segunda denuncia
La situación del acusado se complicó por la denuncia de Daniela C. (26), quien precisó que lo conoce por su pertenencia al mismo culto religioso. Incluso, afirmó que era amigo de la familia.
Detalló que el pasado 30 de mayo, a las 7, se presentó en su departamento, en calle Finlandia de Oberá, para hacer fotos con remeras, remerones y lencería, tal lo previsto. La retribución sería un canje de ropas.
“Cuando llegué me dio ropa que supuestamente tenía para la venta, pero después me di cuenta de que era ropa de la esposa, a la cual conozco, lo que me pareció raro”, mencionó.
En un momento dado el acusado le pidió que se quitara la ropa interior “porque se marcaba para las fotos”, agregó la chica en su denuncia.
También le dijo cómo posar y, aprovechando de la situación, manoseó sus partes íntimas y hasta la habría grabado, con la excusa que editaría el material.
Asimismo, el portero le preguntó si vendía contenido, a lo que la joven le respondió que no, pero le insistió para que lo haga y que se lo compraría. La joven nunca accedió.
“No me di cuenta que me haya grabado, pero unos días después un amigo en común me reprochó porque vio un video mío desnuda, y yo no entendía nada. Me dijo cómo era la escena y ahí caí en lo que había pasado”, explicó.
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