La desesperanza, el desencanto, la búsqueda de anhelos personales, el desarrollo profesional, la estabilidad económica y la representación simbólica de la historia inmigratoria familiar emanan como las principales causas de esta tendencia que no para de crecer.
“Los jóvenes son los menos optimistas, son especialmente sensibles a desarrollar sentimientos de pesimismo en un clima social agitado”, advierte la investigación titulada “Medición de Calidad de Vida en Pueblos y Ciudades en Argentina”.
Según explicó a Infobae el psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Maximiliano Martínez Donaire, “que los jóvenes quieran buscar algo acorde a sus deseos no constituye algo novedoso en sí mismo”. “A lo largo del tiempo siempre hubo gente que elige ir a buscar proyectos de vida a otros países. Pero sí es probable que en distintos momentos históricos y sociales esto se incremente o se reduzca. Es allí donde surge la siguiente pregunta: ¿por qué es que creen que en otro lugar podrían tener mejor fortuna u obtener mejores posibilidades? La respuesta es heterogénea. Pero aún así, podemos apuntar a algunas notas generales”, aseguró el especialista.
Y añadió: “Existe una parte de esto que puede medirse más objetivamente en términos del desarrollo y la economía de los países. Desde el psicoanálisis, sin embargo -más allá de las posibilidades que un país dé o facilite a las personas para que desplieguen sus proyectos- se puede observar que muchas veces los jóvenes tienen un alto nivel de incertidumbre personal que se refuerza o se complementa con la incertidumbre que pueda generar un país. Que los jóvenes quieran buscar algo acorde a sus deseos no constituye algo novedoso en sí mismo.

Del informe también se desprende que, cuando se comparan los indicadores de servicios educativos, de salud y de transporte, se evidencia una caída significativa en la percepción de satisfacción con la vuelta a la presencialidad. En 2022 se ubicó en el 48% cuando el año pasado había alcanzado el 60%.
Otro tema sensible es el acceso al crédito ya que, ante la consulta “¿Y qué tan satisfecho/a se siente con las posibilidades de acceso al crédito en la localidad donde vive?”, este año apenas el 36% respondió afirmativamente contra el 46% del año pasado.
Y si bien el 64% declaró que disfruta de la vida, hubo una leve caída comparada con 2021. Además, se encontraron diferencias con respecto a la localización de las personas consultadas: hay más disfrute en las localidades con menos de 10 mil habitantes (63%) que en las de más de 100 mil habitantes (56%).
Ya pasada la crisis pandémica, el valor de la libertad (47%) se ubica primero en el ranking, seguido por la solidaridad (35%) y el orden (19%). Esto representa un cambio respecto al 2021, donde la solidaridad resultó el valor más elegido.
A los encuestados también se les consultó cuán de acuerdo están con que el Estado tenga un rol importante en la vida en sociedad. Casi un 20% se expresó en disconformidad y, por el contrario, un 13,8% se pronunció a favor.
Por otra parte, los encuestadores indagaron respecto de la libertad de Mercado como mecanismo de funcionamiento de la economía. En este punto, en una escala del 1 al 10, el valor más elegido fue el 5, con un 17,1%. Además, un 14,8% se manifestó “muy defensor del Mercado”.


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