El 68% de los productores piensa que el sector estará peor en los próximos 12 meses. La incertidumbre política pasó a segundo plano.
El último Índice Ag Barometer de noviembre 2022, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, revela una importante caída con relación a la medición de septiembre pasado y se ubica entre los más bajos desde que comenzó la medición hace 4 años.
La principal caída se da en el Índice de Condiciones Presentes con 45 puntos, y se ubica como el segundo peor entre las 24 mediciones, sólo comparable con noviembre 2018 que también era un momento muy afectado por la sequía.
“Los dos componentes de ese índice son muy negativos, tanto en lo referido a la situación financiera actual comparada con la de un año atrás: 44 vs. 70, respectivamente. Y también en lo que se refiere al momento para realizar inversiones, que alcanzó su pico en el mes de mayo 2022 con un valor de 109”, indica el informe publicado por el sitio especializado AgroFy News.
A la vez, resultan muy negativas las expectativas futuras para los próximos 12 meses en lo que a la empresa en particular se refiere: un 51% de los productores piensan que van a estar peor.
Pero en lo que los productores se muestran mayormente negativos es en la expectativa sobre el sector agropecuario en los próximos 12 meses, donde un 86% piensa que se avecinan malos tiempos.
Este porcentaje se ubica entre los tres más bajos de la historia del Ag Barometer Austral. En orden de relevancia, las causas de este pesimismo y desaliento de los productores, tanto en actividades agrícolas como ganaderas, son:
• Climáticas
• Los mercados y precios agrícolas y ganaderos
• La incertidumbre política en la Argentina
• La inestabilidad macroeconómica global y local.
Inédito
Por primera vez en la historia del Ag Barometer Austral, el clima (58%) encabeza las preocupaciones de los productores para los próximos 12 meses, superando en magnitud de importancia a la incertidumbre política (39%) y la inestabilidad económica (27%), que son una constante para los hombres del campo del país.
Al cierre de la nueva edición del informe de la Universidad Austral, se estima que se perdió la mitad de la cosecha de trigo 2022/2023, mientras que el maíz y la soja enfrentan panoramas complejos con atrasos en las tareas de siembra.
“De no producirse precipitaciones en los momentos críticos, podrían conducir a pérdidas importantes en la producción de maíz que oscilarían entre las 6 y 10 millones de toneladas, es decir, el equivalente a unos u$s3.000 millones menos de exportaciones, con el consiguiente impacto en la oferta de divisas de la Argentina y, fundamentalmente, en los ingresos de los productores agropecuarios”, estiman los especialistas del Centro de Agronegocios y Alimentos.
En el caso de la soja, teniendo en cuenta que las intenciones de siembra resultan superiores a las de la campaña anterior -en parte debido a la sustitución de maíz por soja-, los expertos consideran que hay que esperar a si las últimas lluvias implican un cambio de tendencia para poder estimar mejor el impacto sobre los rendimientos.
A la fecha, la siembra de soja alcanza al 29,1% del área proyectada para la campaña 2022/2023, registrando un avance intersemanal de 9,7 p.p. y una demora interanual de 17,2 p.p., debido a la escasa humedad en gran parte de los lotes.
“Algunos cálculos sostienen que la producción de soja podría resultar de 10 millones menos de toneladas que las estimadas, con un ingreso menor de divisas de u$s5.000 millones a los precios de hoy y que, en primer lugar, serán menores ingresos de los productores”, detalla el informe y agrega: “En síntesis: sumadas las expectativas de cosechas e ingresos de trigo, soja y maíz; puede esperarse para el 2023 una caída en los ingresos de divisas de 10.000 millones de dólares a precios de exportación, lo que será una cantidad muy significativa de menores ingresos para los productores”.
Todas estas consideraciones avalan el pesimismo de los productores agropecuarios con relación a su situación financiera para los próximos 12 meses, como así también la del sector, con un total de más de 20 millones menos de toneladas producidas y su consecuente impacto negativo en todos los integrantes de las cadenas comerciales.
Pesimismo en toda la cadena ganadera vacuna
La nueva edición del Ag Barometer Austral marca también el “deterioro notable” de las expectativas de rentabilidad en todos los eslabones de las distintas actividades ganaderas.
De la misma manera que en noviembre de 2021, se preguntó a los productores sus expectativas sobre la rentabilidad de distintas actividades de la cadena ganadera vacuna y los resultados fueron muy negativos.
En las explotaciones de cría en la actualidad un 27% estima rentabilidad muy buena/buena frente a un 35% muy mala/mala.
En las actividades de recría, un 13% como muy buena/buena frente a un 43% muy mala/mala. En invernada pastoril, 12% muy buena/buena frente a un 52% muy mala/mala. Los peores números se dan en engorde a corral/feedlot: 4% muy buena/buena, frente a un 80% muy mala/mala.
Estos resultados se tornan más impactantes cuando se los compara con la medición de un año atrás, ya que todas las expectativas negativas han crecido considerablemente: Cría: 9 vs. 39; recría: 15 vs. 43; engorde pastoril: 13 vs. 52; engorde a corral/feedlot: 21 vs. 80.
Las causas de la caída en la confianza de los productores ganaderos son varias y todas ellas se pueden reflejar en la caída de los precios reales en Liniers – Cañuelas, y resultan de factores tanto de oferta como de demanda.
Causas y efecto
Entre las variables que afectan la demanda en forma negativa pueden mencionarse la permanencia de las prohibiciones a exportar determinados cortes, la caída de precios internacionales por recesión en Europa y la salida de China del mercado en los últimos meses.
También la caída del salario real en la Argentina, que pierde poder de compra frente a la inflación.Con respecto a la oferta, puede mencionarse el impacto de la sequía, que acelera la venta de animales sin terminación acentuando el desequilibrio oferta/demanda.
“En el 2023 los precios ganaderos han perdido significativamente frente a la inflación, quedando lejanos aquellos momentos de mayo 2021, donde se intervino de distintas maneras en los mercados de carnes para desacoplar los precios internacionales de los pecios internos en momentos de una sostenida demanda externa que ya no existe”, concluye el informe de la Universidad Austral.
Sequía: las zonas más afectadas y los USD 12.000 millones en riesgo
La sequía que afecta a gran parte del país no cesa; peor aún, se agravó con las altas temperaturas de los últimos días (en algunos casos por sobre los 40°C) que evaporan con rapidez la escasa humedad que pueden aportar las esporádicas lluvias en el mapa agrícola nacional.
Esta situación impacta todos los cultivos. En el caso del trigo ya se descuenta una producción un 50% menor y podría haber mayores recortes aún, como así también en soja y maíz, retrasando su siembra y dañando los lotes ya implantados y poniendo en serio riesgo la campaña gruesa.
Las más afectadas son las principales regiones agrícolas del país, con la zona núcleo como epicentro. El impacto se extiende a vastas zonas de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. A medida que pasan las semanas y continúa el deterioro del trigo y aumentan las complicaciones en soja y maíz, comienzan a proyectarse pérdidas que podrían superar los u$s12.000 millones en aporte de divisas de esos tres cultivos.
Retraso histórico
En soja, el retraso en la implantación ya es histórico; si bien avanzó 8 puntos durante la semana, las labores siguen mostrando un retraso en torno de 20 puntos porcentuales, que se reflejará en los rendimientos de los cultivos.
Con el 37% de las 16,7 millones de hectáreas sembradas, según marcó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), hoy el 23% de los lotes plantados está en situación entre regular y mala, el 66% presenta condiciones normales y sólo el 11% entre buena y excelente.
El responsable del Área de Estimaciones Agrícolas de la BCBA, Martín López, dijo que las demoras en la implantación de soja que podrían afectar su potencial por falta de humedad en los suelos, algo que se está dando en Santa Fe, el este de Córdoba, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires.
“La siembra de soja mantiene una importante demora en el centro del área agrícola ya que los niveles de humedad en los primeros centímetros del perfil se encuentran por debajo del óptimo”, dijo López, y puntualizó que los retrasos más marcados, entre 50% y 60%, se dan en el centro y norte de Santa Fe y en casi la totalidad de Entre Ríos, seguido por el centro y norte de Córdoba, entre el 40% y 50% y en norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe, con atrasos que van a entre un 20% y 30%.
“A pesar de que contamos con un mes más de ventana de siembra, los cuadros incorporados más tardíamente poseen menor potencial de rendimiento. Hacia el norte del país, los productores se encuentran aguantando nuevas lluvias para iniciar la siembra de la oleaginosa”, completó López.
Período crítico
Por el lado del maíz, a la fecha se lleva implantado el 32,7% de las 7,3 millones de hectáreas estipuladas para el cultivo, lo que representa un atraso respecto a la campaña anterior en los trabajos de 9,2 puntos porcentuales.
“En el maíz temprano, las regiones que están siendo más afectadas por el estrés termo-hídrico, son las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. En estas provincias gran parte de los cuadros comenzó a transitar el período crítico, y la falta de reservas hídricas genera una baja importante en los rindes potenciales”, alertó López y agregó que “los cuadros más afectados comenzaron a picarse a la espera de lluvias que permitan sembrar en estos lotes liberados, ya sea soja o maíz tardío”.
Trigo
En el caso del trigo, en gran parte del territorio nacional se espera que, como mínimo, la producción caiga 10 millones de toneladas respecto del año pasado y se ubique en torno a unas escuálidas 12,4 millones de toneladas. No obstante, este volumen se sabrá de manera cierta una vez que comiencen los trabajos de recolección sobre el centro y sur de Buenos Aires y se pueda tener seguridad sobre los rendimientos del cultivo.
A la fecha, se lleva cosechado el 42,1% de la superficie sembrada, con una producción acumulada de 4,5 millones de toneladas y un rendimiento promedio de 18,8 quintales por hectárea.
No obstante, en áreas clave de la zona núcleo como Bigand en Santa Fe o Pergamino en Buenos Aires, los rindes se ubicaron en torno a los 7 u 8 quintales por hectárea, cuando el año pasado esos niveles llegaban a las 44,6 quintales.
En este sentido, López planteó que “gran parte de los cuadros tanto del norte como del sur del área agrícola transitaron el período de definición de rendimiento bajo condiciones de estrés hídrico. Sumado a esta realidad, una serie de heladas tardías, también afectaron el potencial de rendimiento en estas regiones. Particularmente en los Núcleos Norte y Sur, la cosecha de cuadros brinda rindes con una merma superior al 40%, lo cual afectó la proyección a nivel nacional”.
Por último, el especialista de la Bolsa de Buenos Aires sostuvo que “hacia el sur del área agrícola, las labores de recolección comenzarán en las próximas semanas producto de las altas temperaturas relevadas que aceleran la pérdida de humedad de los granos. A diferencia del resto del país, esta región vio menos afectada la expectativa de rinde relevada durante la primavera”.
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