3 julio, 2025

“No dudé porque se trataba de la vida de un ser humano”

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Donó sangre por primera vez en 2016 y cinco años después le informaron que su médula podía salvar la vida de una persona en Alemania. El proceso y qué sintió

En 2016, Ángela Rauber (28) donó sangre para un tío y cuatro años después la llamaron desde el  Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) para informarle que era compatible con un ciudadano de Alemania y que la donación de médula ósea podría salvar una vida.

Ángela es oriunda de Campo Viera, se dedica a la tarefa (cosecha de yerba mate) y su nombre comenzó a conocerse en la Capital del Té porque fue donante de médula en 2021 para un alemán.

“Fui a donar sangre para un tío que se cortó el pie y necesitaba dadores, en el Hospital Samic de Oberá me preguntaron si quería ser donante de médula ósea y en ese momento no estaba informada, pero igual me inscribí y en agosto de 2021, mientras jugaba al fútbol, recibí un llamado desde el Banco de Sangre de Posadas”, explicó Ángela

En principio la mujer no se imaginó que esa comunicación podría ser para donar médula.

“Me dijeron que era porque era compatible con una persona y que tenía que hacerme los estudios para confirmar la compatibilidad y donar”, contó.

Tras esa noticia tomó la decisión de salvar una vida: “No dudé en ningún momento porque se trataba de la vida de un ser humano. Mis familiares estaban en desacuerdo porque tenía que viajar a Buenos Aires para hacerme los estudios, luego hacer la donación”.

Conseguir el apoyo de los familiares fue en un principio difícil, pero Ángela estaba segura de la decisión, consultó con su pareja, su madre y hermanos, pero nadie quiso viajar con ella.

“Si nadie me acompañaba, iba a ir sola, porque era la única que podía salvar esa vida, pero finalmente mi mamá me acompañó”, recordó sobre cómo vivió ese momento.

Para fines de octubre del año pasado, Ángela viajó a Capital Federal y se realizó los estudios, le informaron que había salido todo bien, que era compatible y en 15 días tenía que hacer la donación. Podía elegir entre dos métodos: por punción o por aféresis. Se inclinó por la segunda.

Para hacer obtener la médula ósea hizo un tratamiento con medicamentos que le proveyeron y el procedimiento duró cuatro horas, pero recién este año se enteró de la evolución del paciente alemán.

“Ahora me dijeron que la persona a la que ayudé estaba bien, que evolucionó como correspondía”, comentó.

Todavía no sabe quién es la persona beneficiada, según Ángela tiene que pasar un tiempo y si el receptor quiere, pueden gestionar para que se conozcan.

“Yo no quiero ningún tipo de compensación, pero quiero conocer a la persona porque sería único conocer a quien le salvé la vida”, dijo Rauber.

Otra buena noticia que recibió la donante es que puede volver a donar médula ósea en 2023.

También indicó que todo el proceso fue sumamente sencillo, no sintió dolores ni molestias y apenas llegó a Campo Viera, volvió a su vida normal.

“Vine de Buenos Aires y el fin de semana jugué al fútbol, no sentí nada raro”, sostuvo.

Para Ángela, donar cambia la vida de las personas y ahora se encarga de motivar a que otros puedan tomar estas decisiones.

“Ser donante es una cosa única, es salvar la vida de otro ser humano que está necesitando. Uno no sabe si le puede tocar a uno esperar, pero está en nuestras manos y a nuestro alcance ayudar a los otros”, finalizó. 

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