El Gobierno le está dando las pinceladas finales al Plan Ganadero con el que busca aumentar la producción de carne vacuna, y pasar de las 3,2 millones de toneladas actuales a las 5 millones de toneladas por año.
En este marco, el pasado jueves presentó un primer borrador a los líderes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y se espera que el próximo miércoles en el marco de la Mesa de las Carnes, que reúne a los diversos actores del negocio, se discutan los puntos fundamentales de este proyecto que tiene como principal objetivo abastecer el mercado interno y también crecer fuerte en exportaciones. Ámbito accedió al documento y adelanta los principales ejes de acción.
Luego de semanas trabajo en conjunto entre el ministerio de Desarrollo Productivo, liderado por Matías Kulfas y el ministerio de Agricultura, con Luis Basterra a la cabeza, se llegó a un primer borrador que plantea una serie de objetivos que debe perseguir la producción ganadera local con el total apoyo del Estado mediante líneas de crédito y asistencia técnica.
En este marco el diagnóstico es contundente: “Las sucesivas crisis económicas que atravesó la economía local, cambios en los hábitos de consumo e ineficiencias en la comercialización de la producción son algunos de los factores que han llevado a la caída de las existencias bovinas y una baja productividad de los rodeos de cría. Las exportaciones bovinas per cápita – que llegaron a rozar los 100 kg en los años 20- tuvieron una tendencia declinante en los últimos años, con un mínimo en histórico en el período 2012-2015 (menos de 5 kg per cápita)”, señala el escrito.
A modo de síntesis según se desprende del documento los lineamientos estratégicos propuestos “prevén generar un incremento de la producción y de la productividad sostenible en el tiempo, mediante la mejora de las condiciones de acceso al capital de trabajo y de inversión predial, incentivos adecuados para movilizar al sector y la facilitación al acceso a inversiones en tecnologías e innovaciones sustentables. Para ello, se proponen un conjunto de instrumentos financieros, incentivos fiscales y asistencia tecnológica, cambios en la comercialización, entre otros, destinados a fomentar el incremento de la eficiencia del stock ganadero”.
Concretamente son ocho las líneas de trabajo que plantea el Plan Ganadero: Incremento de la producción y de la productividad de la cadena de valor de las carne vacuna; Incremento del valor agregado en origen; Desarrollo de infraestructura rural comunitaria; Incorporación de tecnologías e innovación en los procesos de producción; Fortalecimiento de la cadena bovina para la adaptación y mitigación de riesgos climáticos; Mejora de la comercialización; Medidas fiscales para promover inversiones sectoriales y por último, Promoción del desarrollo para el acceso a nuevos mercados.
Quizás como puntapié en el incremento de la productividad del rodeo el Gobiernos se propone estimular la producción de animales más pesados, lo que significaría más kilos por animal y mayor disponibilidad de carne al mercado interno y el externo. En este marco el Plan Ganadero señala: “una opción puede ser financiar el capital de trabajo exclusivamente con destino a la adquisición de maíz para el engorde del ganado bovino. Los beneficiarios serán productores agropecuarios de todo el país que se encuentren inscriptos en el registro de engorde a corral del SENASA. Como posible complemento a estos estímulos podría considerarse un financiamiento que permita la transformación de la producción ganadera del eslabón de invernada engorde, con el objetivo de aumentar el peso de faena por cabeza”.
Por último en el caso de las medidas fiscales para promover inversiones, se destacan los lineamientos de la Ley Agroindustrial que promueve el CAA y que el Gobierno continúa prometiendo que enviaría al Congreso. De esta manera, se plantea la modificación de la valuación fiscal de la hacienda al cierre del ejercicio, la amortización acelerada de inversiones que prevé un “tratamiento diferencial para inversiones efectivamente realizadas durante la vigencia del régimen, en bienes muebles nuevos amortizables (excluido automóviles), construcciones (excluidas viviendas) y de infraestructura”.
La obtención de crédito fiscal a partir de la compra de insumos, que se “calculará sobre el 50% de los gastos y erogaciones deducibles del impuesto a las Ganancias, correspondientes a adquisiciones de fertilizantes, insumos biológicos, semillas autógamas forrajeras, gastos en genética y sanidad ganadera y hasta el límite del 50% del impuesto a las ganancias a pagar”.
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